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Las fibras son importantes para el buen funcionamiento de nuestro sistema digestivo. Lo escuchamos siempre, a todos los médicos, aparece en todas las revistas. Una dieta rica en fibras es una dieta sana. Ahora bien, ¿qué hacemos con los gases y la hinchazon que muchos de estos alimentos provocan?

La fibra es la parte de las semillas, algunos vegetales y frutos secos que no se digiere. Limpia nuestro tracto digestivo y la hay soluble e insoluble. La primera se disuelve en agua y forma un material con una consistencia similar al gel que tiene la capacidad de bajar el colesterol y los niveles de glucosa en sangre. La segunda no se disuelve en agua y ayuda el movimiento del intestino.

En el primer caso hablamos de judías, avena, cítricos, zanahorias y manzanas, por ejemplo, y en el segundo caso de patatas, coliflor, harina de trigo y nueces. Ahora bien, ¿qué hacemos con las consecuencias incómodas que puede generar la ingestión de fibras? Si tienes colón irritable deberás evitar los vegetales crudos y darles una rápida cocción al vapor, por ejemplo. También es buena idea incorporar fibra poco a poco y siempre con una buena cantidad de agua.

Por último, la fórmula ideal es ingerir la misma cantidad de fibra soluble que insoluble. Puedes dejar en remojo las judías una noche entera antes de cocinarlas, para reducir su efecto de produción de gases, o utilizar latas de judías en lugar de judías frescas. Y un remedio eficaz es usar jengibre en las comidas. Esta raíz picante ayuda a que no se generen tantos gases.