Tal vez no te guste la comida macrobiótica o ni sueñas con ser vegetariano, pero no es necesario irse a los extremos para llevar una alimentación sana y equilibrada que repercuta a su vez y en forma positiva sobre nuestra vida cotidiana. Estas son unas claves muy buenas para tener en cuenta cuando se trata de la alimentación. Yo las he impreso y las tengo pegadas en la nevera:

1. Cuatro comidas por día, recordando que el desayuno es la que más importa.

2. Antes de dormir es mejor cenar algo ligero y hacerlo un par de horas antes de ir a la cama para facilitar la digestión.

3. Con ganas. Hay que acostumbrarse a dejar la mesa con un poco de apetito, con la sensación de que podríamos haber comida más. La idea es controlar la sensación de saciedad y no terminar como chanchos.

4. Qué comprar. Es mejor elegir alimentos integrales, pobres en grasa animal, pescados, verduras y frutas.

5. Hábitos. No hay que comer rápido sino con lentitud, masticar cada bocado, comer con menos sal y beber mucha agua.

6. Armonía. Las comidas no deben ser el lugar de discusiones y enfrentamientos así que en lo posible conviene evitar las tensiones y procurar que la comida sea un momento de encuentro, de la pareja, los amigos o la familia.