¿Se puede vivir sin sal? Como poder se puede pero nuestro paladar está acostumbrado a ella desde que comenzamos a comer sólidos así que es muy dificil elimarla por completo de la dieta sin sentir que estamos comiendo algo sin gusto alguno. Por supuesto, a veces no queda otra que acostumbrarse pues lo que manda es la salud, pero por suerte la industria química actual tiene algunos sustitutos interesantes. Yo los he probado, por mi esposo que sufre Sindrome de Meniere, y salvo ciertas ocasiones la sal artificial suplanta muy bien a la sal verdadera.

Las sales dietéticas, libres o reducidas en sodio, están presentes en el supermercado y aunque no se venden tanto como la sal común sería bueno empezar a comprarlas para llevar una dieta más sana. La sal que no contiene sodio es un producto químico en el que el cloruro de sodio se suplanta con cloruro de potasio o amónico. Las hay neutras y las hay con sabor a ajo o a hierbas. Personalmente prefiero la sal con sabor a ajo, es muy suave, apenas si se siente el ajo y le da más sabor a las comidas. Otras sales tienen un poco de orégano, albahaca, tomillo, pimienta o romero, por ejemplo.

Otras sales son las bajas en sodio, con un 60 o un 40% menos de sodio. Si no tienes problemas de presión ni ninguna enfermedad coronaria puedes empezar suplantando la sal común por esta opción que no carece de sodio. La diferencia no se siente y lo bueno es que la consigues en el mismo tamaño que la sal común, algo que lamentablemente en muchos países no sucede con la sal diet que viene en tamaño pequeño y a un precio algo caro.