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Para algunos, son verdaderas delicias. Para otros, una sorpresa en un universo del que están algo descreídos. Porque si hablamos de vegetales, los espárragos amrcan un nuevo territorio. Sabrosos y personales, los espárragos son una tentación para muchos comensales que no sienten especial interés por los vegetales. Su sabor suave aunque intenso al mismo tiempo permite usarlo en diversos platos y cocciones.

Ya hemos hablado de las características de los espárragos y ahora os contaré algunos secretos relacionados con la forma de utilizarlos para rescatar todas sus virtudes.

-Se aconseja consumirlos cuando están recién comprados para que no pierdan sus características sensoriales y nutritivas. En caso de no consumirlos enseguida, es posible conservarlos en el frigorífico envueltos en un paño húmedo durante al menos dos días.

-¿Cuáles son los mejores? Los que presentan tallos tiernos, pero firmes y consistentes. Las puntas deben ser carnosas, firmes y bien formadas.

– A la hora de elegirlos, es importante descartar los espárragos que tengan manchas grises o amarillas. Otro buen termómetro es que los tallos deben crujir al frotarlos entre sí. Los espárragos jóvenes son tiernos hasta casi el final del tallo y pueden ser partidos fácilmente.

– Los espárragos verdes son más amargos y más finos que los blancos.

– Para cocinarlos, hay que separar la parte leñosa y retirar las hebras. Luego se introducen en una cacerola con agua hirviendo. Se aconseja cocinarlos agrupados en manojos para evitar que se rompan. Se puede añadir una pizca de sal, un poco de azúcar y rodajas de limón.

– Al finalizar la cocción se sugiere sumergirlos en forma inmediata en un recipiente con agua fría para luego dejarlos escurrir sobre un paño limpio.