Uno de los últimos nombres en incorporarse a la cocina occidental ha sido en jengibre. De un tiempo a esta parte todos los cocineros lo cuentan en sus recetas y es común verlo en los menúes. Se trata de una planta tropical cuyos rizomas o tallos subterráneos son los protagonistas de las cocinas asiáticas y la cocina llamada fusión. Tienen un sabor fuerte y picante y de este lado del mundo aparece más en recetas dulces que en saladas. Tiene cierto uso medicinal no confirmado del todo y hoy está disponible en la mayoría de las tiendas.

Las galletas de jengibre me gustan mucho pero ahora que el invierno comienza a despedirse y en breve sufriremos los primeros calores, ¿qué os parece el agua de jengibre como una opción fresca y energizante?

Ingredientes del agua de jengibre:

  • 4 cucharadas de miel
  • 10 rodajas de jengibre
  • 5 tazas de agua
  • zumo de limón

Preparación del agua de jengibre

Primero pelas el jengibre y lo cortas en rodajas o láminas. Las colocas en una olla con las cinco tazas de agua. Llevas al fuego suave y a hervor durante 10 minutos y con la tapa puesta. Después vuelcas la infusión en una jarra y le agregas la miel y el zumo de limón. Caliente se convierte en una infusión ideal para combatir los resfríos o las tardes frescas y fría en una bebida fresca y refrescante, aunque debo decirte que en este estado se pierden algunas propiedades.