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La dieta macrobiótica para ser la solución a los problemas de salud que sufrimos como consecuencia de la alimentación moderna. O eso se propone. Para la macrobiótica la enfermedad es un desequilibrio o un desorden que se produce en distintos niveles: en el medio ambiente, en la psiquis de la persona, en la sociedad y en el cuerpo. Por lo tanto la cura obliga a distintos tratamientos, uno por cada área, y es además un proceso de aprendizaje y adaptación a la agresión que constantemente sufrimos por parte del agua, el aire, la comida y sus compuestos químicos, etc.

Para la macrobiótica la dieta moderna es muy mala, todo es grasa y calorías y entonces terminamos consumiendo un exceso de yin y un exceso de yang sin nada de equilibrio. Por ende, vivimos intoxicados. ¿Cuál es la solución desde el punto de vista sano? Pues es sencilla, comer más alimentos integrales, pocas cantidades, mezclas compatibles, poco potasio, poca agua, muchas algas y derivados y finalmente es una dieta que apunta a comer relajados, masticar bien y ayunar un día a la semana o medio ayuno todos los días.

¿Vosotros podéis con todo esto? Bueno, la idea es que solo así se logra el equilibrio entre el ying y el yang. La dieta macrobiótica estándar comprende así un 50% de cereales en invierno y un 30% en verano, 10% de legumbres en ambas estaciones, 5% de sopas con hortalizas también en los dos períodos, y frutas, nueces y semillas en un 5%. Lo importante es conocer los componentes de los alimentos y cocinarlos adecuadamente ya sea con o sin agua, fritos o al vapor. La idea es casi no producir residuos tóxicos y purificar la sangre.

Lo mas difícil no es seguir la dieta sino cambiar todo un esquema de vida, salir a buscar todos los alimentos orgánicos, tenerlos en casa y no tentarnos con la comida de la sociedad en la que vivimos. No es fácil, principalmente cuando trabajamos todo el día y estamos inmersos en la vorágine pero tal vez podamos, sino seguirla al pie de la letra, implementar algunas de sus características a la dieta diaria.

Alimentos a incorporar:

Algas marinas (tienen mas yodo y magnesio, hierro, vitamina A, calcio)

Pescado, una o dos veces por semana.

Semillas (girasol, calabaza, sésamo, amapola, lino)

Bebidas a base de plantas medicinales (té, infusiones varias)

Arroz integral

Mijo, trigo, avena, cebada, centeno

La próxima vez os dejaré algunas recetas fáciles para que hagáis en casa. Tal vez no nos volvamos “macrobióticos” pero sí podemos comer más sano…un par de veces en la semana.