El apio, una planta que la ensalada Waldorf ha sabido hacer famosa en todo el mundo, es de la misma familia que el hinojo o el perejil: las umbelíferas. Es propia del Extremo Oriente y Europa y en ciertas zonas nace como planta silvestre mientras que en otras, la mayoría, se cultiva como hortaliza. Muchas la definen como una de las mejores verduras para perder peso. ¿Por qué? Pues porque está compuesta mayoritariamente por agua, en un 95%, así que es un vegetal liviano que puede ser ingerido en abundancia en cualquier dieta para adelgazar.

Piensa que cada 100 gramos de apio sólo hay 16 calorías pero lo mejor es que al mismo tiempo  es un gran diurético así que ayuda a eliminar líquidos y con ellos toxinas del organismo. En algunas partes de la planta hay ciertos aceites escenciales que ayudan a evitar la retención de líquidos (especialmente en las semillas y menos, en las hojas). Al mismo tiempo este compuesto tiene propiedades antibacterianas que hacen su efecto en los riñones y sobre la abundancia de ácido úrico. Por eso, si tienes gota, eres diabético, tienes problemas reumáticos o piedras en los riñones, es una muy buena idea consumir apio.

El apio tiene mucho potasio y mucho sodio así que tampoco es que debamos comerlo en gran abundancia. Además, tiene un sabor fuerte, pero sus propiedades benéficas son tantas que una vez por semana podemos incluirlo en algún plato y de esta forma regular el intestino, eliminar toxinas, neutralizar algunas bacterias en los intestinos y aprovechar la cantidad importante de vitamina B1, B2 y B6 que tiene. ¿Tiene algo malo? Sí, hay que tener en cuenta que tiene un alto porcentaje de oxalatos y entonces no conviene comerlo en abundancia si se tiene alguna inflamación en la vejiga. Al mismo tiempo, si estás embarazada también hay que andarse con cuidado.