Siempre me ha gustado el yogur pero en casa de mis padres no solía comerlo con mucha frecuencia. Ahora siempre tengo varios y de muchos sabores porque me encanta. Me parece fresco, resulta una buena colación a media mañana o media tarde para detener el apetito voraz y encima de todo, es un alimento muy bueno. Por algún tiempo comí yogur dietético pero en verdad prefiero comer yogur entero y cuidarme en otras cosas.

El yogur es mucho más que un simple snack:

  • tiene calcio, proteínas, hidratos de carbono y grasas y mucha lactosa así que es una gran fuente de energía.
  • tiene vitamina B, vitamina A, ácido fólico, fósforo, magnesio, zinc, potasio e yodo en mayor cantidad que en la leche
  • tiene bacterias que protegen y regulan la flora intestinal ayudándonos a mejorar las defensas. Se trata de bacterias que sobreviven la fermentación y que son los responsables de la acidez típica del alimento.

El yogur tiene miles de años de historia pero llega a nuestras manos desde Asia menor y la zona de Balcanes donde se elaboró por primera vez. No fue, eso sí, un alimento tan popular hasta el siglo XX. Hizo falta el descubrimiento de sus virtudes de la mano de un Premio Nobel en 1908, el doctor Metchnikoff.