Uno de los utensilios que incorporé recientemente a mi cocina es la olla a presión. Me parecía un armatoste incómodo pero sabía que era útil a la hora de la cocina sana así que invertí dinero y espacio y hoy soy propietaria de una. La olla a presión es una olla hermética, no permite la salida de aire o líquido por debajo de cierta presión y se logran altas temperaturas en su interior así que los alimentos se cocinan más rápido. Esa es la principal función de este tipo de ollas: ahorrar tiempo y utilizar el vapor en la cocción.

En verdad los tiempos de cocción disminuyen notoriamente y podemos cocinar patatas en minutos nada más o un pollo entero en menos de media hora. En los hogares modernos ese ahorro de tiempo es estupendo, mucho más considerando que esa rápida cocción no atenta contra el sabor de la comida. En media hora tienes una carne estofada, por ejemplo, como si hubiera pasado tres horas a fuego lento. Las ollas a presión están disponibles en el mercado hace ya algunas décadas pero por su tamaño voluminoso no tienen cabida en muchos pisos modernos. Aún así mi consejo es que le encuentres un sitio en tu cocina ya que:

  • ahorra tiempo
  • hace que los alimentos pierdan menos nutrientes
  • conserva aromas y sabores
  • es más limpia
  • requieres menos grasas para cocinar
  • ahorras energía