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Una de las características de estos tiempos que corren es comprar y consumir productos bajas calorías. Basta que tengan la etiqueta o el color correspondiente en el envase (que suele ser verde o azul), para sacarlos del estante y llevarlos a casa. La culpa de comer mal nos carcome y entonces a la hora de comprar esos “productos light” invaden las listas y alacenas.

¿Pero en verdad estos productos light son mejores que las versiones originales? ¿Acaso no son a veces simples “trampas publicitarias”? Pues lo cierto es que solemos enfocarnos más en leer la etiqueta de los beneficios nutricionales que la lista de ingredientes del producto. Si la leyéramos tal vez nos llevaríamos una sorpresa… Un ejemplo claro es el de la mahonesa light.

¿En serio es más saludable la versión light que la original? Basta comparar las etiquetas la próxima vez que vayas al supermercado y te darás cuenta que los ingredientes son los mismos salvo algunos agregados: almidón modificado, ácido sorbico, ácido fosfórico, beta caroteno, goma xántica, a veces sirope de maíz de alta fructuosa, colorante artificial…

Pareciera que invertimos mucho tiempo en una etiqueta pero no en la otra, así que si vamos a tomarnos ese trabajo tal vez convenga hacerlo de manera completa y no parcial. Un consejo sano es hacer mayonesa casera porque eso elimina cualquier ingrediente sintético, hay muchas recetas e inclusa hemos presentado una de mahonesa sin huevo. Es cuestión de elegir.